sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 6

Me dirigía a las casa de los Sullivan. Joe vivía en una casa en el centro del pueblo y, a decir verdad, quedaba un poco a desmano de mi casa. Pero me daba igual. Tenía que hablar con él.
Peté en la puerta un par de veces y me abrió la puerta Elizabeth Sullivan, la madre de Joe. Era una mujer alta, pelirroja y con unos ojos verde mar. Era realmente guapa. Me saludó efusivamente:
-Hola, Agathe. ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué tal van las clases? Seguro que van muy bien, que tú eres muy buena estudiante, no como mi Joe, que es un poco vago...- Noté un poco de decepción el sus últimas palabras, quizá hubiera querido que su hijo pequeño saliera tan listo como su hijo mayor, Harry, que estaba estudiando en Oxford.
-Pues la verdad es que sí llevaba tiempo sin verla, señora Sullivan. ¿Ha llegado Joe a casa ya?- Pregunté cordialmente.
-¡Oh! Acaba de llegar hace unos 5 minutos, querida. Pasa y hablas con él.- Entramos por la puerta y vi un acogedor recibidor, con un perchero y una mesita con un teléfono.- ¡Jim! Ha venido Agathe a hacernos una visita. ¡Joe, baja un momento!- Elizabeth avisó a su marido también de mi llegada, y no sabía porqué. Jim Sullivan se encontraba en el salón, absorto en un libro, acariciándose el bigote. Joe bajó, y en su cara se dibujó una sonrisa de oreja a oreja.- Agathe, Joe, os dejo solos para que habléis.- Ella y su marido nos dejaron el salón para nosotros solos.
-¡Agathe! ¿No llegas un poco temprano? Aún no he almorzado.-Dijo él, extrañado.
-Verás, Joe, es que me han castigado a mi y a Peter. No podré ayudarte. Lo siento, lo siento muchísimo, de veras.
-¿Pero qué habéis hecho? Bueno, prefiero no saberlo. No te preocupes, ya le pediré ayuda alguien.- Dijo él, pero lo noté muy decepcionado.
-Lo siento.- Insistí.- Me tengo que ir. Chao.- Y le di un dulce beso en la mejilla, esperando suavizar el asunto.
-Hasta luego, Agathe.- Cortó él.
Me dirigí hasta la cocina donde se encontraban los padres de Joe y me despedí de ellos. Joe me acompañó hasta la verja, y me siguió con la mirada hasta que desaparecí por una calle.
Debía apresurarme, pues debía comer, ir hasta la escuela, cumplir mi castigo y después explicarle todo lo ocurrido a mi padre. Lo último era lo que más miedo me daba. A saber lo que nos diría.
Llegué a casa y almorcé lo más rápido que pude. Tras lavarme los dientes corrí colina abajo hacia la escuela. Joe ya habría llegado ya, pues no me lo encontré ni por el camino ni en casa. Lo que sí me encontré fue una marabunta de niños y de madres en la puerta de la escuela, ya que los niños pequeños salían más tarde que los mayores. Allí estaba: mi madre con mi hermano, George y Amelie. Me dieron envidia. En esos momentos deseaba volver a mi infancia y olvidarme de mis problemas. Pude esquivarlos sin que me vieran, no quería dar explicaciones aún de lo sucedido.
Recorrí los pasillos, ahora desiertos, hasta llegar a la biblioteca. Allí estaban ellos, todas esas personas que querían consultar algún libro para algún trabajo o hacer los deberes.
Pero allí en el fondo, en una esquina, en una mesa estaba sentado Peter. Creo que estaba enfadado, pero no estaba segura. Yo sí que estaba enfadada con él, ya que por su culpa ahora estaba Joe enfadado conmigo. No tenía ganas de hablar con él, por eso me senté en una mesa separada.
He de decir que ya conocía los castigos del señor Douglas, porque una vez Lauren y yo estuvimos hablando tanto en una clase que nos mandaron al despacho del señor Douglas. ¿Y sabéis qué? Que sólo nos mandó hacer unas copias escribiendo: “se va a clase para atender, no para hablar con los compañeros, porque para eso ya está el patio.”
Y llegó el subdirector. Se acercó hasta nuestra zona y el resto del mundo se quedó mirando curiosos hacía nosotros:
-Vais a hacer cien copias que pongan lo siguiente: “ las muestras de cariño en un pasillo son de muy mal gusto, y menos en unos muchachos de dieciséis y diecisiete años”.- Dijo él. Me encendí. Él no era quien de decirme lo que debía o no hacer. Por eso le solté:
-¿Sabe?, usted no es quien de decirme a quien abrazo o no. Porque que yo sepa, éste es un país libre, ya que el primer ministro, Churchill, es un hombre liberal. No va usted a conseguir nada haciendo esto, se lo digo de antemano.- Me pasé un poco, bueno, demasiado. Y las consecuencias de mi acto vino enseguida:
-Así que es usted una rebelde. Pues esto le va a costar caro, no lo dude. Empiecen a escribir. Voy a hablar con su padre.- Abandonó la estancia.
Tan pronto como cerró la puerta comenzaron los murmullos hacía nosotros. Peter se acercó a mí:
-Qué coraje tienes, Agathe. ¡Eres magnífica! Pero nos hemos metido en un lío muy grande.- Me miró con unos ojos llenos de felicidad.
-No me lo recuerdes. Pero hablo yo con mi padre, ¿vale?
-Vale.- Tan pronto como dijo eso abrió papá la puerta.
-Agathe, cariño, sal afuera un momento, por favor.- Dijo mi padre dulcemente. Salí y mi padre comenzó a hablar.- ¿Qué habéis hecho Peter y tú?
-Nos abrazamos porque el me dio las gracias.- Dije cabizbaja, pensando en que papá me fuera a gritar.
-Pero cariño, no ves que eres una futura duquesa.- Sí, lo de que yo heredaría de mi padre el título de duquesa no me hacía ninguna gracia, ni tampoco alardear de ello. Por eso era Lady Agathe Perkins. Papá me miraba lleno de orgullo hacia mí.- Y una persona como tú no puede hacer esas cosas en en pasillo, solo por la simple razón de que el señor Douglas tiene como un sexto sentido para dectectar esas cosas .- Me extrañó que no me riñera. Quedaba lo de mi contestación .- ¿Sabes? Te felicito por una parte. Hiciste bien al dejarle la situación de libertad de la que todo el mundo tiene derecho. Pero no debiste hablarle con ese tono al señor Douglas.
-Lo siento, papá, de verdad. No volverá a pasar. ¿Seguimos castigados Peter y yo?
-Teniendo en cuenta que estáis arrepentidos, no, os levanto el castigo. Entra adentro y dile al subdirector que venga un momento. Hice tal y como me dijo mi padre y a los cinco minutos entró el señor Douglas y dijo:
-Esto no se va a quedar así. A la mínima los castigaré. Ahora váyanse.
Así, Peter y yo salimos victoriosos de la biblioteca. ¡Que les dean a los que murmuraban sobre nosotros!

4 comentarios:

  1. Me ha encantado!!!Me encanta el personaje de Agathe;) Y Peter*.*!!!
    Publica pronto!!!Un beso!!!
    Any

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  2. Queridos lector@s, he encontrado una errata bien grande!
    En la línea 35, donde dice:"Joe ya habría llegado ya, pues no me lo encontré ni por el camino ni en casa." EN VEZ DE JOE ES PETER! Lo siento muchisimo!!
    Espero que me entendiérais, un fallo lo tiene cualquiera!
    Un saludo,
    Paula

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  3. Hooola! Encontré tu blog, y la verdad es que me gustó mucho:)
    Desde hoy tienes nueva seguidora!
    ¿Te puedes pasar por mi blogs y hacerte seguidora? Me harías muy feliz :D

    giselaydaniel.blogspot.com
    tuhistoriaconjb.blogspot.com

    Kisses^^

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  4. ¡Me ha encantado el capitulo! Ahora me cae mucho mejor el padre de Agathe, ya que gracias a él, Agathe y Peter se han podido salvar de un gran castigo. :)

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¡Muchas gracias! Cada uno de los comentarios me inspira a la hora de escribir :D