sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 15

-Queridos, esta es Evelyn Ford.- Dijo mi abuela.
Ella, con una sonrisa de lo más falsa se dirigió hacia mis padres.
-Hola, estoy encantada de haberlos conocido, señor y señora Perkins.-Dijo ella, con una amabilidad sobrenatural.
-El placer es nuestro, Evelyn. Además, los abuelos están muy contentos de tenerte aquí.- Dijo mi padre.
Y mi abuelo le presentó a todos a Evelyn. Cuando le presentó a Peter, ambos intercambiaron unas miradas de complicidad. Entonces ella se acercó a mi.
-Hola, Agathe, estoy encantada de conocerte, tus abuelos me han hablado mucho de ti.- Dijo ella con un tono impertinente.
-Yo estoy más encantada aún.- Dije más falsa que ella. Si ella quería jugar conmigo, yo estaba dispuesta a seguirlo, aunque fuera la cosa más rastrera del mundo.
-Bueno, queridos, vayamos a comer, que Anna nos ha preparado una cena exquisita.- Dijo mi abuela. Anna era la cocinera, una mujer que llevaba años trabajando entre los fogones de la cocina de mis abuelos.
-Sí, vayamos.-Dijo mi abuelo.
-Mamá, me voy a cambiar, que no estoy cómoda con este vestido.- Me excusé. Que el vestido me fuera incómodo era mentira, pues aquel vestido era realmente hermoso, de lana color rojo, y llevaba unos zapatos de charol negro.
-No tardes, aunque comenzaremos a cenar sin ti. Tus maletas las ha subido Allan a la habitación de siempre, cerca del despacho de tu abuelo.- Me contestó la abuela.
Comencé a subir las escaleras. Mi habitación en la que pasaba las vacaciones cuando venía estaba en la segunda planta, pero decidí pasear antes por la primera. Paseé por los pasillos, llenos de hermosos cuadros, y aquel papel de pared tan encantador.
Llegué al balcón que había al girar en el pasillo. Observé los últimos rayos del sol, ya muy tenues y casi imperceptibles, con mi cuerpo apoyado en el cristal.
-Bienvenida, señorita.- Dijo una voz detrás mía.- El tiempo estos últimos días no ha sido especialmente agradable. Un viento terrible, aunque ha amainado unas horas antes de su llegada.- Prosiguió.
Me giré lentamente para ver el rostro de mi locutor. El señor Morris, el mayordomo. Aquel hombre dejado de lado por la señora juventud, aquella que nos abandonará en cierto día de nuestras vidas; estaba detrás mía, con una amplia sonrisa en su cara.
-Hola, señor Morris, hacía bastante tiempo que no lo veía.-Dije con gran entusiasmo.
-Sí, hemos echado de menos sus risas al correr por estos ahora solitarios pasillos, y sus protestas a ver que la pelota se le había perdido; su vocecita tan dulce y tan educada al pedirle a Anna probar una de sus deliciosas galletas de chocolate.- Contestó el señor Morris.
-Sí, esas galletas que tanto me encantaban, yo siempre las quería comer tan pronto salían del horno, y ella me decía que esperara, porque me podía quemar.- Y comencé vagamente a recordar aquellas tardes en las que corría como una fiera descontrolada por los pasillos, jugaba en el barro con los perros y después la abuela me cambiaba de vestido; el abuelo y yo hacíamos maquetas de aviones y simulábamos que volaban por el salón.
-Venga, tiene que ir a cenar, que la están esperando.
-Es verdad, hasta más tarde, señor Morris.
Corrí a cambiarme y me puse lo primero que vi. Bajé a la velocidad de la luz y en el gran comedor estaban todos comenzando a comer es segundo plato. Mamá me dijo que no podía tardar tanto la próxima vez.
Me incorporé a la cena y mi abuela empezó a decir:
-Vamos a celebrar un baile de Navidad, aquí, la próxima semana, y asistirán la mayoría de los nobles de Inglaterra.
-Ah, pues la verdad es que no me apetece socializar, aparte de que no me guste mucho las reuniones públicas.- Dije yo, molesta.
-¡Agathe! No digas esas cosa delante de tu abuela, compórtate.- Contestó mi madre.- Y vas a asistir a la cena quieras o no.- Terminó.
Notaba cómo la mirada de Peter se clavaba en mí y luego a Evelyn. Fue un golpe bajo. Evelyn tosió y habló.
-Señora Fellon, me encantaría asistir a esa cena, ¿puedo?- Preguntó.
Esa era mi abuela, Mary Fellon, duquesa del Wiltshire, casada con Edwad Fellon, duque de Devon y de Kent. Dios, esto de casarse entre familias nobles no molaba nada.
-Oh querida, claro que sí, iremos a encargar que te hagan un vestido hermoso, que te vaya muy bien con tu hermoso pelo rojizo.- Habló mi abuela.
-No, señora Fellon, no tiene usted porqué comprarme un vestido. No hace falta.- Replicó ella con un tono falsamente dulce.
-Sí, querida, y no se hable más. El lunes iremos a encargarlo sin falta. Y no me digas que no.- Mi abuela siempre tan cordial.
-Muchísimas gracias, de verdad. No sé cuánto agradecérselo.- Contestó Evelyn.
En aquel momento mi mente aún esta asimilando lo del vestido. Mi abuela. Un vestido a la modista. Para Evelyn. Evelyn Ford en vez de a mí. Dios mío, mi abuela había perdido la cabeza.
-Ves, Agathe, deberías comportarte cómo Evelyn. Es una muchacha ejemplar.- Dijo mi madre sonriendo hacía la muchacha pelirroja que estaba enfrente mía.
Decidí no contestar y guardar mi rabia para soltarla en otro momento. Evelyn miraba triunfante hacía mí. Después, le dedicó una sonrisa a cada uno de los allí presentes, incluido Peter.
Mi padre había decidido no abrir la boca en toda la cena, simplemente se dedicaba a analizar aquella situación.
Yo tampoco volví a hablar el resto de la velada, pues me sumergí en mis pensamientos. Tras acabar de cenar, fui a la biblioteca a escribirle una carta a mis amigas.
Caminé por los silenciosos pasillos. Solo se oía el repiqueteo de mis zapatos, pues la biblioteca estaba alejada de la salita donde estaba el resto de la familia y Evelyn. Subí escaleras hasta llegar al ala oeste de la tercera planta. Abrí la gran doble puerta de nogal. Ante mí e encontraba una biblioteca espectacular, con doble piso, y llena de libros de todos los tiempos que mi abuelo había coleccionado al lo largo de los años. Una maravilla digna de casa de mis abuelos.
Andaba lentamente observando las estanterías y cada uno de los libros que allí estaban. Libros de grandes autores, obras maestras de la literatura de todo el mundo.
Subí al segundo nivel. Allí, en una esquina, había unos cuantos divanes. Cogí un libro al azar. “ Northanger Abbey”, de Jane Austen, ponía en la tapa. Me senté en un diván. Leí un rato y bajé a escribir la carta. En la carta, que iba a mandarla a la casa de Fiona pero iba dirigida a todas mi amigas, narraba lo del baile, lo de Evelyn y más cosas.
-¿No quiere usted asistir al baile?- Dijo una voz cerca de mi nuca.
-¡Ah! Qué susto me ha dado.- Me sobresalté. La persona que me había hablado era un joven de unos veinte años, de pelo negro, con unos ojos azul Caribe, una tez blanca como la cal y estaba vestido con el traje del servicio.- ¿Quién es usted?- Pregunté.
-Oh, lo siento, no me he presentado. Soy Jonathan Swift, pero no el escritor, como puede ver.- Y me dedicó una amplia sonrisa.- Es usted la señorita Perkins, si no me equivoco.
-Sí, soy yo, pero no me hable de usted ni me llame señorita, por favor, sólo Agathe. Además, aún tengo dieciséis años, soy joven.- Le contesté.
-Vale, Agathe. ¿Qué haces aquí a estas horas?- Me preguntó cordialmente.
-¿Puedo llamarle de tú, Jonathan?- Pregunté antes de contestarle.
-Por supuesto, Agathe.
-Oh, perfecto. Pues verás, estaba aquí escribiendo una carta a mis amigas criticando a Evelyn Ford, ¿qué te parece?
-Pues Agathe, dejame que te diga que no estoy de acuerdo contigo al criticar a Evelyn. Es muy amable y buena persona.- Contestó.
Me enfadé y le comencé a contarle todo.
-¿Has visto a Peter Jones?- Él asintió.- Bueno, pues cuando resulta que me había enamorado de él y comenzamos a tener nuestra propia historia, me entero de que Peter estaba saliendo y carteándose con Evelyn Ford porque leí una carta suya diciéndole cuánto lo quería. Ahora que estoy en casa de mis abuelos y resulta que ella también, por lo que me enfado muchísimo más. No te imaginas lo duro que es verla y hacer como si no la conociera de nada, y tener que hacerme amiga de ella. Ahora, mi abuela le va a ir a encargar a la modista un vestido para Evelyn para la cena, y yo no. Y sí, estoy muy molesta, porque me deberían hacer un vestido a mí y no a esa estúpida niña con ese pelo rojo rizo y asqueroso, que está más delgada que un palillo. Y ya he dicho todo lo que tenía que decir.- Sentencié.
Estaba llena de rabia e impotencia y mis mejillas comenzaban a ser surcadas por lágrimas.
-Anda, no llores, por favor.- Me dijo. Dudó un momento si abrazarme, pero finalmente lo hizo.
-Ya está. Ya paro de llorar. Gracias.- Le dije.
-Bueno, Agathe, creo que tienes razón en lo de Evelyn. Me voy, ya nos veremos mañana.- Se despidió de mí.
-Hasta mañana, Jonathan.- Dije.
Volví a mi habitación, estaba ilusionada por mandarle una carta a mis amigas, y quería recibir ya su respuesta.
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¡Hola a todas! Bueno, ya sé que en la entrada anterior dije que subiría este capítulo el viernes, pero es que no pude, porque estaba tan cansada de mi clase de natación que puuuuuuuuf... NO HABÍA GANAS DE ESCRIBIR.
¡¡¡¡¡¡Estoy súper feliz, ya que se me han acabado los exámenes, y a partir de ahora puedo escribir cuánto quiera :D !!!!!!
Lo siento mucho, aparte de que este capítulo es un poco soso, pero no os preocupéis, que el el próximo episodio Agathe se va a encarar con Evelyn. Yo de vosotras estaría ansiosa jajajajajajaja.
Bueno, muchísimas gracias por todo vuestro apoyo, que es lo que me da la inspiración. 
Un saludo enorme,
Paula*

8 comentarios:

  1. Decir que me ha encantado es quedarse sin palabras;) Ay Dios, si es que Agathe tiene un camino lleno de obstáculos, ¿no? Publica cuando puedas, quiere ver Evelyn temblar, xD!!
    Un capitulo genial, preciosa:D
    Gracias a ti por tus comentarios:)
    Un beso, Any

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  2. Preciosooo! me encanta:) escribe el siguiente capitulo cuanto antes porfaa^^
    Un besoo

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  3. ¡¡¡QUE MAL ME CAE EVELYN!!! ES UNA ESTÚPIDA NIÑA MALCRIADA DE FGTYNHJYJNY. Dios, en serio, me cae súper mal y me da una rabia tremenda que sea tan falsa. >.<
    Bueno, publica pronto, Paula. :)
    Beeeesos! ;)

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  4. Como puedes escribir tan bien?

    me dejas sin palabras

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  5. Este capítulo no es nada soso, me encanta la historia!!
    Espero que publiques pronto porque me encanta tu forma de escribir :)
    Un beso*

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  6. Yo creo que esta historia se puede corregir, pienso yo!
    Falta informacion de la época, no era todo tan facil de hacer.
    Pero creo que tu ilusion de ser escritora te llevara alto, un saludo!

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  7. Paulita, tienes una sorpresita en mi blog: http://ahoraqueteconocinuncamesepararedeti.blogspot.com/2011/12/premios-premios-everywhere-p.html

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  8. Ya leí todos los capitulos, ya puedo seguir leyendo conforme vayas subiendo, me encanta.
    Un beso, Marisa.

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¡Muchas gracias! Cada uno de los comentarios me inspira a la hora de escribir :D