Joe y Peter. El viento alborotaba sus cabellos. La cara de Peter enrojeció. Estaba furioso. Y comenzó a decir:
-No puede ser Agathe. No me hagas esto. Ambos sabemos cuánto la quiero.
-Y yo también la quiero. Y lo he dicho antes.- dijo Joe.
No quería oír más. Cojí a Molly por el brazo cuando Peter le iba a contestar a Joe. Nos alejamos y escuchaba de fondo voces, pero no distinguía lo que decían. Me daba igual. Decidí que estábamos lo suficientemente alejadas para parar, cerca de la entrada del jardín. Molly gritó:
-¡Pero cómo puedes hacer esto! Aquella conversación estaba muy interesante. Joe y Peter. ¡Joe y Peter!- Repitió, bajando el tono de voz.- Los tienes a los dos enamorados de ti. INCREÍBLE. ¡Yo también quiero un novio!
-Espera, espera. Ya sé que a ti te encanta escuchar las conversaciones ajenas, pero la cuestión es que a mí no. No lo entiendes. Ahora mismo estoy siendo la persona con más frustración del mundo.- Hacía aspavientos con la mano.- El hecho de que estén dos personas discutiendo por quién está más enamorado de mi me hace sentir una mala persona. Porque esto me supera. Primero lo de la mañana y ahora esto.
Porque si fueras comprensiva, ahora, en vez de regañarme por no haberme quedado allí como una cotilla, deberías estar ayudándome a pensar qué demonios hago yo ahora.- dije malhumorada.
-Lo siento mucho, Agathe. ¿Qué pretendes hacer?
-¡Ah! Y me lo dices ahora. Pues si te digo la verdad, no lo sé. Tendré que aparentar que no sé nada del tema, aunque me cueste. Me voy, que ya está oscureciendo.- Le di dos besos en las mejillas en señal de despedida.
Encaminé mi cuerpo por aquella maldita cuesta que se dirigía a la casa. Peter y Joe. No me lo esperaba para nada. ¿Qué iba a hacer? Ya lo vería sobre la marcha de aquella situación.
Llegué a la gran verja de la mansión. La traspasé. Unos rayos de sol se filtraban por las nubes. Aquella luz reflejaba en las hojas de los árboles, que tenían un color ámbar precioso. Además, la tormenta de la madrugada de aquel había dejado un olor peculiar en el aire. Me gustaba aquella sensación. Me dirigía a la gran puerta principal pero cambié de idea. Fui al jardín trasero y me senté en aquel banco de madera de lado del lago. Dejé que la última luz del día me hipnotizara. Cerré los ojos y me dejé ir. No sé cuanto tiempo me quedé allí, quizá unos veinte minutos, pero me podía quedar más tiempo si no fuera que unas gotas de agua comenzaran a mojar mi cara. Corrí hacia dentro. La puerta trasera estaba abierta y entré por allí. Fui a la cocina y vi que no había nadie. En cambio, había una nota en la mesa. Aquella caligrafía era un poco tosca, y decía así:
“Agathe, voy un rato a casa de la vecina a pedirle unos esquejes de unas plantas magníficas que le vi hace unas semanas. Vuelvo pronto, Muriel.”
Oh, la señora Martha Atwood, aquella señora que adoraba sus plantas y se desvivía por ellas.
Fui al salón y me senté en un diván cerca de la estantería. En una mesa que había al lado de este, se encontraba un libro antiguo. Lo cogí y justo se abrió por una página en la que había un papel escrito: “"La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.- Oscar Wilde.”
Oscar Wilde. Había leído obras suyas, como “El fantasma de Canterville”.
Encendí la radio. El locutor decía: “ Y ahora una pieza magnífica de Glenn Miller. Disfrútenla”. Me levanté y comencé a balancearme al son de la música. Tarareaba la letra. Mis preocupaciones se disipaban.
No oí la puerta, pero alguien me agarró de la cintura. Me asusté. Era Peter, menos mal. Me sonrió, se puso de frente a mí, me agarró, y comenzamos a bailar. Nos reíamos, nos lo estábamos pasando bien. En ese momento no sabía que hacer, si irme o quedarme. No sabía que supiera bailar tan bien. La canción terminó.
-Vaya, qué bien bailas.- Dije yo.
-Ya ves, mi madre se empeñó en que aprendiera.- Dijo Peter.- Perdona si te asusté antes.
-No pasa nada.- Sonreí. Me fijé en sus manos. Sus nudillos estaban un poco ensangrentados. No me corté y pregunté qué le había pasado.- ¿Qué le han pasado a tus nudillos? Cuéntamelo ya.- dije persuasivamente.
-No me ha pasado nada malo. Sólo que iba por la plaza de lado del ayuntamiento y sin querer levanté la mano y me la rasqué. No te preocupes.- Dijo suavemente.
Yo sabía que no era así. Mi mente pensaba que él le pegara a Joe. Ya lo vería mañana en la iglesia.
-Ten más cuidado la próxima vez, ¿vale?- Dije, siguiéndole la corriente. Peter sonrió.
La música volvió a sonar. Esta canción me gustaba más que la otra. Él me tendió la mano para bailar. Acepté sonriendo. Y nos volvimos a sumergir entre las notas de la música. Peter agarraba fuertemente de mi cintura. Era tan alto que tenia que estirar los brazos para llegar a su cuello. Notaba su colonia. Era la de su padre, según me había contado mi madre. Olía muy bien. Acariciaba su pelo, era tan sedoso... Y él me inclinó para atrás, quedándonos muy juntos
La puerta nos interrumpió y Muriel al vernos nos saludó. Por suerte no nos viera bailar.
-Hola niños, lo siento por venir aún ahora, pero la señora Atwood no para de elogiar sus plantas.- Se disculpó.- Bueno, voy a haceros la cena. Ya os llamo dentro de un rato, cuando esté lista.
-Vale, Muriel, no se preocupe.- Dijo Peter.
Y Muriel se fue. Nos sentamos en el sofá. Y yo que era tan curiosa, solté:
-Oye, ¿en Londres tenías novia?- dije yo tan pancha.
-Oye, ¿en Londres tenías novia?- dije yo tan pancha.
-¿Por qué lo quieres saber?- dijo él.
-Porque si la tenías, ella tenía mucha suerte.- Dije sinceramente.
-Gracias. Y novia, lo que se dice novia, no. No tenía. Ellas coqueteaban conmigo pero yo no les hacía caso.- dijo Peter.
Y seguimos hablando hasta que Muriel nos llamó para cenar. La cena transcurrió con total normalidad, hablabamos con Muriel de lo que hiciéramos aquel día.
A las once en punto llegaron papá, mamá y los niños. George y Amelie fueron a saludar a Peter y a contarle lo bien que se lo pasaron.
Papá fue a su despacho a guardar unos papeles que el señor Parker le había dado. Entré tras de él.
-Hola, papá.- Dije alegremente.
-Hola Agathe. ¿Qué tal has pasado la tarde?-dijo tras darme un beso.
-Pues bajé con Molly al pueblo.
-Agathe, escucha, no te pongas así por lo de la mañana. Entiendo que lo pases mal por toda esa gente, de verdad.- Tocó mi padre el tema de la mañana.
-Papá, no sé nada de mis amigas desde que venimos aquí. Y no hemos vuelto a Londres.- sollocé.
-¿Y crees que tal y como bombardean Londres cada noche es posible de ir allí? Entiéndelo, Agathe. Cuando disminuyan los bombardeos te juro que vamos a Londres.
-Vale, papá.- Dije mientras me secaba las lágrimas de los ojos.
-Venga, vete a dormir, que ya es tarde.- Me dio un beso y yo se lo devolví.
-Hasta mañana, papá.
Subí por las escaleras y vi que Peter también, por lo que subimos ya juntos. Cuando llegamos a las puertas de las habitaciones, él me dijo:
-Buenas noches, Agathe. Que duermas bien.- Y me plantó un beso en la mejilla con aquellos suaves labios.
-Buenas noches, Peter.- Dije yo, sonrojada.
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¡Hola! ¿Qué tal todo?
Haber si este capítulo os gusta, y espero que lo reflejéis en vuestros comentarios :D
Por cierto, ¿ Habéis votado ya en la encuesta que está a la derecha del principio de la página? Necesito que votéis, porque es necesario que sepa con quien queréis que se quede Agathe para poder continuar escribiendo.
Un saludo enorme a todos!!!
Paula*
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¡Hola! ¿Qué tal todo?
Haber si este capítulo os gusta, y espero que lo reflejéis en vuestros comentarios :D
Por cierto, ¿ Habéis votado ya en la encuesta que está a la derecha del principio de la página? Necesito que votéis, porque es necesario que sepa con quien queréis que se quede Agathe para poder continuar escribiendo.
Un saludo enorme a todos!!!
Paula*
Esta precioso el cap!!!Los dos están enamorados, eso no me lo esperaba-Bueno, si, pero me ha encantado igual;)
ResponderEliminarYo no se con quien quiero que se quede, pero de todas formas ya había votado hace tiempo:D Cuidate mucho, guapa.
Un beso.
Any
Me voi a leeer toda tu historia bonita:)
ResponderEliminarun beso i pasate
:O! ¡¿Joe y Peter están enamorados de Agathe?! ¡¡¡Joe y Peter están enamorados de Agathe!!! ¡Lo sabía! Yo, sinceramente, prefiero a Peter que a Joe, porque a Joe lo veo como a un mejor amigo antes que a un novio. :)
ResponderEliminarSigo leyendo. ^^
Hola, recien comenzé a leer pero no quiero a Joe no me gusta, los chicos que estan enamorados de su amiga me ponen nerviosa, siempre en medio!!
ResponderEliminarPeter me encanta, genial la historia.
Un beso, Marisa.