miércoles, 16 de noviembre de 2011

Capítulo 10

Domingo por la mañana. Nos dirigíamos a la iglesia. No me gustaba ir. Pero mi madre nos obligaba, y digo obligada porque mi padre decía que podía ir o no, era mi elección.
Como en todas las iglesias inglesas, cada familia tenía su propio sitio. Vi de lejos Joe, pero no le vi nada sospechoso en su cara.
Al acabar, salí rápido de aquel lugar. Le dije a mi padre que ya iba andando a casa y él no se opuso. Cogí a Joe del brazo y lo llevé a un lugar apartado. Allí comencé a interrogarle.
-¿Te han pegado?- Solté, y él me miró extrañado.
-¿Por qué lo dices?-Dijo él.
-Porque Peter ayer tenía lastimados los nudillos- Dije. Y le agarré la mano para verles los suyos. Estaban como los de Peter. Me decepcioné.- ¿A quien le pegaste, Joe?
-Vale, sí, le pegué a al tronco de un árbol para contenerme de no rebentarle la cara a Peter.- Dijo él, enfadado.
-Mira, no te voy a preguntar por qué. Porque me da miedo la respuesta. Sois un par de brutos los dos. Me voy.- Y me di la vuelta. Joe agarró de mi mano, pero yo de un tirón me libré.
-Agathe, espera...- Oía su voz suplicante, pero me marché a paso firme.
Las horas pasaban. La tarde se iba. Aquel juego al que estaba jugando con Amelie era aborrecedor. Entonces, ella se levantó y suelta:
-Que paciencia tienes, Agathe, porque yo no. Este juego me aburre. Me voy.- Y tras darme un beso se fue, dejándome todo para recoger.
Mi madre, que leía en el diván de la sala, dijo riéndose:
-Tiene razón.-Y no paraba de reír.
-Y lo sé.- Dije molesta.
-No te enfades, querida, es verdad. Sólo a ti se te ocurre jugar a ese juego. Recójelo y vete a ver qué hacen tu hermano y George.
Recojí y subí a la sala de juegos, donde estaban los hombres de la casa en un circulo en en suelo.
-Hola, Agathe, pasa, pasa, que estamos haciendo una maqueta.- Dijo mi padre emocionado.
-Mira Agathe. George y yo estamos ayudando.- Dijo mi hermano.
-Sí, le ponemos pegamento a las piezas.- Dijo orgulloso George.
-Caramba, pues sí que os está quedando bonito. Casi mejor que os dejo que la hagáis vosotros.- Dije yo
Peter hizo un gesto para que me sentara en el suelo. Pero yo le hice otro para que viniera él. Y me siguió fuera de la sala de los juguetes.
-Eres estúpido. Joe me ha contado que casi os pegáis. ¿Acaso no te ha escrito tu madre diciendo que no te pegues con nadie?.- Se me escapó lo de la carta.
-¿Has leído la carta que escribió mi madre?- Preguntó sorprendido.
-Pasaba por la sala y te oí leerla a tus hermanos.- Dije cabizbaja.
-¿Y por qué diantres me llamas estúpido?¿Acaso no le puedo pegar a alguien?-Dijo alporizado.
-No. No puedes.- Ahora déjame. Y corrí a encerrarme a mi estudio.
El tocaba a la puerta y yo no le abría. Hasta una media hora después no abrí la puerta otra vez, ya que pensaba que se había ido, pero no era así. Estaba apoyado en el marco de la puerta.
-Vete. ¿Por qué sigues aquí?- Dije mirándolo de mala gana.
No me contestó. En cambio, me agarró y nos llevó a mi y a mi vestido que tanto vuelo tenía hacia dentro de mi estudio. Me acorraló contra la pared, con sus brazos apoyados en la pared a ambos lados de mi cuerpo. No me podía escabullir.
-¿Pero qué demonios te pasa? No me voy a ir de aquí hasta que me lo cuentes.- Dijo Peter con un tono enfadado, aunque no gritaba.
Tenía ganas de gritarle con todas mis fuerzas que lo amaba con todo mi ser, que no podía estar alejada de él, que él era mi adicción. Me callé, no se lo podía decir.
-No me pasa nada.- Mentí.
-No te creo. A ti te pasa algo y quiero que me lo cuentes. Tú no eres así. No eres tan arisca, ni tan borde. Eres una muchacha dulce, simpática y carismática. ¡Oh, Agathe, me vuelves loco!- Dijo él. Parecía desahogado.
-¡¿Qué?!- Grité.- No, no puede ser. Basta.
-¿Cómo que basta? Te quiero, Agathe Perkins, te amo con todas mis fuerzas y tú no haces más que apartarte de mi. ¿Acaso tú no me quieres? Dime que no y te dejo en paz.- Dijo él.
-Yo no te merezco. Mírame. Soy toda defectos. Es más, soy la persona más defectuosa del mundo.- Dije yo. Oh, ¡estaba tan delicioso en esa postura!
-Son eses defectos, Agathe, los que te hacen tan perfecta y hermosa. No me hagas sufrir, por favor.
-Pero...-No me dio tiempo a reprocharle que eso era mentira, porque me agarró de la cintura y me dió el mejor beso de mi vida. Sus labios eran dulces y cálidos.
Por fin, eses labios que yo tanto deseaba, estaban donde tenían que estar.
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Hola a tod@s!!!!
¿Qué tal estáis? Espero que bien :D
Bueno, pues he adelantado en subir el capítulo 10 porque ¡¡¡¡ ya hay más de 1000 visitas!!!!!
Sí, ya sé que son pocas, pero aún así me hace mucha ilusión y además ya hay 10 seguidores :D
Sólo os quería dar las gracias a todos mis lectores y lectoras y espero que os haya gustado el capítulo y que comentéis y tal.
Un gran saludo, 
Paula*


4 comentarios:

  1. Ha sido precioso:D Me ha encantado!!!Publica pronto, plis, quiero saber que mas pasará:) Un beso grande, cuídate.
    (L) Any

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  2. preciosooo! :) me ha encantadoo
    sigueee

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  3. ¡Me ha encantado el capitulo! ¡¡¡Peter le ha dicho que la quiere!!! Son taaaaaaan monos. *.*
    Sigo leyendo. :D

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¡Muchas gracias! Cada uno de los comentarios me inspira a la hora de escribir :D